
Mi Obra
Técnica mixta sobre lienzo o papel.
LOS COLORES Y LAS COSAS
¿Son los colores los máximos intérpretes de nuestras pasiones?
¿Qué haríamos sin ellos? ¿Cómo plasmaríamos aquellas reflexiones que no tienen forma, en una silueta conocida?
¿Acaso no se desbordan y contraen con los avatares de nuestros sentidos? Estos se evaporan como un susurro sin que nadie pueda verlos nunca, porque nadie los fija y cristaliza en ninguna parte.
No hay lugar para ellos porque son demasiado etéreos.
¿No se tuercen y retuercen en las adversidades de nuestro descontrol? Y en ese descontrol hostil se perfeccionan si les damos la oportunidad de plasmarse en algo.
¿No están íntimamente ligados a los amables, admirables y besables amores econtrados en nuestras percepciones más íntimas? En ellas nos distraemos, nos reconocemos, porque lo hacemos en un marco de libertad que nos lo permite.
Es el color que penetra nuestras pupilas un loco racimo de sensaciones incoherentes, que hemos de tamizar en el orgulloso filtro de la mente para poder darle un sentido conexo que nos sea agradable a nuestro entendimiento.
Es en la superficie de las cosas, donde se religan los pigmentos de la naturaleza viva. Es en esa superficie donde encontramos al ser que tenemos enfrente, y damos forma a nuestras ideas. Incluso las compartimos, complejas y sencillas, de todo tipo, las damos a conocer sin rubor alguno.
Mientras compartimos partes de la superficie no corremos ningún riesgo.
Pero he aquí el paradójico laberinto del arte, que nos muestra de manera generosa todas las expresiones jeroglíficas y misteriosas. Estas son enredadas adivinanzas para el prójimo y a la vez sustanciales medios para comunicar lo que no se puede comunicar con palabras.
El pigmento se fusiona en un complejo elenco de coros infinitos, cuyas voces se definen en nuestras pupilas, abandonando el oído que les dio la luz.
Los matices se proyectan dentro de las almas esculpidas por los pinceles, y los pinceles cargados de pintura se derraman lentamente en los momentos cálidos y mansos de las apaciguadas musas, y agitados en los periodos de creativo impulso laborioso.
"Ora, legue, labora et invenies" esto nos dice el Mutus Liber y así hemos de operar. Igual que un alquimista. Las sustancias se unen en una proporción, aun en esa medida magistral no escapa de la corrupción del "discernimiento lógico" pero, en él mismo se corrompen, y como una semilla que se pudre bajo la tierra para sacar de su corazón un nuevo árbol, así el entendimiento luminoso del arte nos permite percibir la situación exacta de los seres que toman un pincel en sus manos para derretir los muros impenetrables de su espíritu.
Pues nada nace ni crece si no es por el espíritu, él nos acompaña toda la vida, nos muestra los anchos caminos y las estrechas sendas del conocimiento misterioso donde se concibe la realidad misma.
Concha Domínguez